No tengo por
costumbre polemizar con cada persona que amablemente o no, critique mi
pensamiento o algunos de mis escritos. Pero haré una excepción en el presente
caso por requerirlo el sustantivo de “plagio”
y el adjetivo de “plagiario”, deslizado el primero contra uno de mis escritos, y el segundo contra mi persona. Si pública es
la denuncia, pública debe ser la respuesta. Al asunto.
Para quienes
no lo recuerden o conozcan, el señor Vásquez Bazán posee un blog titulado: PERÚ:
Política, Economía, Historia. Y si todavía no lo recuerdan, baste mencionar que
fue Ministro de Economía en el primer gobierno de Alan García Pérez, gobierno este
de tan ingrata recordación.
El señor me
acusa de haber plagiado un artículo suyo, a raíz de mi escrito del 17 de
setiembre del año 2012 titulado: “Feliz aniversario Chile”. Su acusación ha
sido realizada en la noche del día domingo 9 de junio del presente año. El
señor asegura que el plagio “es evidente” si se revisa su blog. A ello fui, y
me entretuve revisando los más de 50 ítems que, sobre el tema, ha publicado, sin encontrar nada, ni un escrito, ni unas
líneas sobre las que se pueda presumir de algún plagio literal, pues mi escrito
hace relación en nueve numerales, muy someramente, de los artículos que fueron
saqueados del país (sobre todo de Lima) en la ocupación chilena de 1881, siendo
el caso más conocido el de la Biblioteca Nacional, para aquellos no muy
enterados del tema. Si no existe,
entonces como cualquier ávido lector puede comprobar, ningún artículo copiado
literalmente, entonces pensemos en que el plagio por mi parte consistió en
haber leído todos sus artículos y con esa información, haber elaborado luego el
mío propio. Vamos a ello. El propio señor ex ministro del fatídico primer gobierno aprista, pone como fuente al pie de
algunos de sus artículos, los nombres de destacados y conocidos historiadores o
escritores sobre cuyas afirmaciones se basa. No alcanzo a leer ningún trabajo
histórico que lleve su nombre, por lo tanto es de pensarse acertadamente, que
el señor bebió de esas fuentes, tan igual que quien esto escribe, y al igual
que él, detallo tales fuentes: Vicuña Mackenna, Barros Arana, Ahumada Moreno,
Ignacio Domeyko, todos chilenos, pues era mi objeto no citar las bien conocidas fuentes peruanas, sino
respaldarme únicamente en autores de Chile, por obvias razones; pero, como aquí
se trata de identificar “plagiarios”, detallo también algunas fuentes peruanas: Jorge Basadre, Paz Soldán,
Ricardo Palma, Vargas Ugarte S.J., además del italiano Tomás Caivano y por hoy basta. No
vi, repito, ninguna obra histórica firmada por el señor ex ministro del fatídico
primer gobierno aprista, que de haber sido así, lo hubiera colocado en mi
artículo como fuente histórica peruana, junto con los demás autores chilenos.
Si el señor piensa que solo sus artículos
posteados en su blog han sido la única fuente en las que me respaldé, no solo
se equivoca, sino que comete la falta de ser presumido, algo que debe corregir
pronto por su propio bienestar ya que al
reclamar que no lo cito como fuente, olvida o quizás no conoce, que se citan
como fuentes los trabajos debidamente publicados y no, si hubiera sido el caso,
que no lo fue, aquellos escritos que a su vez, copian o reproducen (y hasta escanean
páginas enteras sin tomarse el trabajo de escribir) lo publicado por otros. Se
cita el original, señor ex ministro, no el calco. Por otra parte, no debe creerse el único que posee una
biblioteca respetable en Lima, pues a todos
los autores anteriormente nombrados, tengo el placer de encontrarlos junto
con sus obras, en la mía, como
historiador y persona medianamente culta. No puede existir, entonces, el menor plagio, dado que las fuentes
consultadas por usted y por mí son las mismas, solo que a mí no se me ocurriría
nunca, pretender que se me cite, no habiendo escrito ningún trabajo histórico
del tema; eso es ridículo y atrevido y hasta de muy mal gusto y poca educación.
Cumplo con citar a los escritores sobre cuyos trabajos baso el mío. ¿Ha
suscitado acaso su enfado la aparente similitud en cuánto al relato o detalles
que doy en el numeral concerniente a la Biblioteca de Lima? Déjeme sacarlo de
su error. Tales detalles ya habían sido descritos convenientemente el año 2007
(mucho antes que usted los escribiera en su distinguido blog) y van un par de ejemplos:
“El saqueo de Libros peruanos”, por el señor Alfredo Jocelin-Holt publicado en
la revista Qué Pasa, y en el artículo no menos importante del diario La Tercera,
titulado “El tesoro de Lima que aun complica a Chile Y al Perú”, ambos fechado
en marzo del año 2007. En ellos encontrará datos muy interesantes, pues describen algunos puntos que también usted
consigna, solo que cuatro años después,
al igual que el artículo que usted reproduce del periodista chileno Marcelo Mendoza, que pertenece a noviembre del
año 2007, esto es, ocho meses después a los escritos en “Qué Pas” y “L a Tercera”, consultadas por mí en primer
lugar. ¿Se dirá, entonces, que el plagio estriba en el gráfico del periódico satírico
“El padre Cobo”, que uso también como única ilustración de mi artículo? Admitamos
que ese dibujo describe mejor que mil palabras el tema de nuestros posts, razón
por la que yo lo puse en el mío, habiéndolo sacado de la página “Historia de
Santiago”, (como seguramente hizo usted también con todo derecho) del señor
Godoy Orellana, fechado a fines del año 2011, y que contiene además, bastantes
referencias al tema que nos ocupa y del cual me inspiré mucho para elaborar mi breve escrito casi un año
después. No habiendo entonces mayores bases para sostener su acusación, me
queda solo preguntar: ¿De dónde sacó usted la presunción que yo había plagiado
algo suyo? No pretenda darme lecciones de historia patria señor Vásquez, así como
yo no pretendería darle lecciones de economía. Oriéntese mejor, calme sus
ánimos y corrija algunos detalles en sus artículos que no se ajustan a la
verdad histórica, como aquel titulado “Militares de guano”, en donde copia al
pie de la letra la relación de militares que firmaron un documento en que se
les pedía consignar sus grados y residencias tras la derrota de la batalla de Lima en 1881, documento usado después por los
chilenos como compromiso de estos para no volver a tomar las armas en su contra.
Muchos firmantes fueron sorprendidos, como el general Pedro Silva quien a pesar
de su avanzada edad, siguió a Cáceres en la campaña de la Breña y murió después
en Huamachuco como un héroe. Le hice aquella observación pero a pesar de darme
usted la razón, el nombre del general
Silva sigue manchándose en esa calumnia, al no haber corregido usted ese error
en su momento. Similar observación hice al semanario “Hildebrandt en sus trece”,
que fue donde leí aquel artículo suyo por primera vez. No obtuve respuesta,
lamentablemente. Y es que cuando algunos
se limitan a copiar sin molestarse en verificar la verdad histórica, suelen cometer
tales faltas u omisiones. No califique entonces de “plagiario” a quien no debe
y céntrese en informarse bien, pues a quien llama usted alegremente plagiario, es
ante todo, un historiador y no solamente un bloggero. Mida sus palabras y a quién
las dirige.
Ricardo Sánchez-Loja
Miraflores, junio 10 del año 2013