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viernes, 28 de septiembre de 2012

El campo de batalla en el salón de clases

No llego a los cuarenta años pero me siento como de cien. Me siento cansado del aula y no por el sueldo bajo de profesor, sino por lo que significa actualmente ser profesor en el Perú. ¿Cambió la sociedad acaso; en qué momento? Temo no haber querido darme cuenta en su momento, cuando noté la mediocridad de muchos de mis educandos un día. Cuando de repente podían dar miles de excusas para explicar su incumplimiento académico, su indiferencia para con la Patria, su indisciplina en el aula y fuera de ella, y todo con la complicidad de padres, madres y directivos del colegio. Doce años en ambiente escolar y diez en aulas me dan el derecho de decir lo que pienso y me he ganado el derecho de ser el maestro a quien "no se le puede dar excusas", o que es "bien verde", o  con quien no se puede "copiar en el examen". Debo reconocerle a mis alumnos ese concepto que tienen de mí. Dos cosas que desde mis antepasados mi familia se ha dedicado: la vida militar y la vida docente. Conozco perfectamente ambos mundos.Es por eso que ha ningún muchacho o muchacha les recomiendo ninguna de esas profesiones. Ya  o existe honor en la Fuerza Armada, así como ya no existe sitial para la dignidad en el magisterio. Y no hablo de sueldos. Hablo de que ya no se puede educar como antaño. Yo me gané mi sitio desde hace tiempo y puedo imponer mi voluntad en el aula quizás porque no necesito del sueldo para vivir pero observo a mis colegas y su miedo de ser exigentes, de imponer disciplina en el aula, pues es preciso de muy poco para tener a padres y madres de familia reclamando por sus "hijitos" y por su "autoestima"
-El profesor tal es malo....
-Por ventura, ¿acaso no cumple con su labor o da mal ejemplo?
-No, no....
-¿No llega preparado al aula o no se presenta acaso?
-No,no....
-¿Cuál es el problema entonces?
-¡ Le dijo a mi hijito que se quite el arete de las orejas!¡ Imagínese, y a mi hijo le queda el arete muy bien!....
-La profesora sutana es mala profesora....
-¿No sabe explicar la clase en el aula quizás?
-No, no....
-¿Ha cometido algún acto impropio de repente?
-No, no.....
-¿Entonces por qué la queja?
-Se atrevió a hablarles de sexualidad responsable a mis hijas en la clase...¡Imagínese.. ni yo le hablo de esas cosas en la casa...¡¿Quién es ella.....?!
Con semejantes bueyes de tiro no es de extrañar que sus hijos se hallen más próximos a ser parásitos que seres útiles a la Nación.
Y no se crea que se encontrará apoyo en los directivos del colegio; por el contrario: estos serán los primeros en escurrir el bulto, lavarse las manos y hacer coro gregoriano con los padres.. ¡Es el colmo, dónde se habrá visto!... Hay que sancionar a ese profesor....
Así como están las cosas no debe sobresaltar la hecatombe social que vivimos, donde se pretende que el colegio enseñe valores cívicos a los educandos, cuando estos valores se enseñan en casa. Primero es la casa y luego el colegio y no al revés. Pero ¿podemos esperar algo de un padre que escupe al piso cual si tuviera complejo de rumiante?, ¿o de una madre que incentiva a su hija a ponerse la falda más corta posible olvidando que el colegio no es pasarela ni  burdel? Así, conocido el lastre, nada cabe esperar del  barco familiar.
Ojalá se pudiera pedir que si  los padres no van a ayudar  en la educación de sus hijos, por lo menos no estorben, pero la realidad desnuda la realidad.
Como cáncer  se extiende lo descrito por diferentes lugares de nuestro país. Personalmente no me han faltado ocasiones de amargarme o sonreírme por la ocurrencia de algunos padres, como aquel que al recomendarle fuera más severo con la conducta de su hijo, me increpó: ¡Claro! ¡Como usted no tiene hijos!.....Y los directivos no se quedan atrás; recuerdo a aquel director que no pudiendo señalarme nada no tuvo mejor idea que exigirme me afeitara la barba a lo "Miguel Grau" que  acostumbraba usar porque "llamaba mucho la atención". Por él tuve que comenzar a afeitarme todos los días. Anecdótico, nada más y digno de risa mas no de amargura en mi caso.
Pero tanta agua corre debajo del puente que termina por inundarlo. Y mi puente ya se inundó.
Hoy cumplo 12 años en el que hacer magisterial y hoy más que antes me levanté cansado como nunca y parodiando un poco a Vallejo diría  que hasta los hueso húmeros fueron testigos de mi cansancio. Quizás me vaya tan decepcionado de la carrera  magisterial como hace mucho tiempo me fui de la Marina de Guerra; pero de decepciones se aprende y la carne viva, las llagas en la piel y los huecos en el alma enseñan, a la vez  que duelen. Pero tengo el consuelo de mis alumnos que sí escucharon y aprendieron y serán para siempre orgullo mio aun cuando decida dejar el magisterio para dedicarme a otras cosas que me hagan sentir de nuevo vivo, y estaré orgulloso de ellos y ellas, como siento orgullo de la sangre dejada en defensa de esta Patria hace ya mucho.
Vayan estas lineas a mis colegas que dejan su vida en las aulas, disculpen si me bajo del barco antes de lo debido.


Ricardo del Castillo y Larraondo.

Lima, setiembre 28, 2012

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